Es como una de las típicas historias en las que el final se sabe de antemano y desde casa, le gritas a la protagonista: "¡No! ¡Por ahí no! ¿No ves que no hay salida?" Pero ella no escucha y avanza. También sabe que no hay escapatoria, que lo que es blanco lo verá gris y se le enturbiará la mirada.
Comienza a percibir que se le olvida nadar... que vuelve al principio y que no sabe nadar... "¡Mueve las piernas!¡Agárrate al flotador!¡Haz algo!" Repentinamente la chica comienza a reaccionar, para alivio del espectador, pero no lo hace como éste espera y avanza hacia el lado contrario.
Va directa al precipicio.
Silencio. Ya no se oye al espectador. ¿Dónde está?
"Cayó con ella hacia el vacío" - respondió el corazón.